Of Agony
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En el suelo, entre los escombros de la voluntad se atrapa la vida cuando falla la estructura. Y no es más que un grupo de ideas, acciones y emociones de los que sólo quedan los recuerdos, llega entonces la agonía en forma de incertidumbre. Todo es una mezcla insana de sentimientos y emociones, de ideas y conceptos, de calambres y llagas, forzándote a esperar a que llegue el sonido de la ausencia.
Esperas a que todas esas cosas que se revuelven dentro de ti se mantengan quietas, que te dejen pensar tranquilamente y planear una estrategia para salir de entre las ruinas.
Todos esos escombros no son más que pedazos de recuerdos que una vez fueron útiles para que tu voluntad sea más fuerte, formaron una serie de pieles de coraza. Entre todos esos pedazos de roca y vidrio, existen también pedazos que pueden calificarse como hermosos, y esa hermosura se convierte en fortaleza; convirtiendo así estos pedazos en pilares necesarios para comenzar la construcción de las nuevas bases, la reparación de nexos, el renacimiento. Uno de los más grandes peligros de estas situaciones de reparación es la incertidumbre. No la incertidumbre en sí, sino cómo se lleva a cuestas, pues muchas veces se ve como parásito de cualquier situación, entorpeciendo el avance hacia todo aprendizaje. Aunado a esto, actúa como venda sobre la percepción de relaciones, cegando la capacidad de raciocinio para utilizar el acervo de recursos y aprendizaje en otra ocasión similar que se repita en su vida futura.
El tiempo se encarga de traer situaciones diversas, tanto similares a las ya acontecidas, como nuevas. Y depende mucho de cómo se resuelvan, en el camino de alcanzar la madurez y poder salir de entre los nuevos escombros que sobrevengan. Pues no es para negar que en diversas situaciones futuras, la voluntad se quebrará, trayendo consigo nuevos derrumbes.
Ahí dentro, bajo las ruinas, provenientes de una nueva situación, estará todo tu ser. Hay que tomar provecho de esta situación, pues también te acompaña tu conciencia. Realizando el desprendimiento situacional, es decir alejar el libro de problemas para verlo desde un punto de vista externo, tu conciencia es útil para ayudarte a salir, sabe que sólo tu puedes quitarle esos escombros, por que tu los construiste.
Muchas veces de este desprendimiento situacional de la conciencia, llega a suceder que a tu conciencia no le gusta lo que ve, entonces entras en incertidumbre y provoca depresión. Sabe que tienes que hacerle caso y salir de ahí con prontitud.
Pero no lo haces.
La ignoras, pues los escombros son tan hermosos para ti, que no los quieres dejar a un lado. A veces tu conciencia toma todo lo que puede de todo el Tu que esta atrapado y se vuelve una entidad fuerte, al punto de ser un nuevo Tu. Por lo general esta nueva instancia de Ti es sarcástica y cínica contigo mismo, tanto que regresas a buscarte.
Puedes pasearte cerca, saludar y preguntar cómo le esta yendo ahí abajo entre tanta mierda.
Muchas veces, tu antiguo ser sigue terco en aferrarse a esas situaciones. Entonces, el aferrarte y el quererte sacar te provoca una cierta duplicidad. Venciendo siempre la más fuerte. Muchas veces la instancia aferrada es tan fuerte que tu entidad conciente utiliza la voluntad como fortaleza para intentar sacar a la instancia emocional. En la mayor parte de los casos, la duplicidad se hace más polar, haciendo a la conciencia darse cuenta de ello y de la situación que envuelve a tu otra instancia. Buscando siempre tomar acción. Hasta que llega la propia desilusión.
Pero no haces nada, te vuelves a ir, dejándola de nuevo en medio de los vidrios rotos. Hasta que aprenda a valorar todo lo que una vez fuiste capaz de hacer por esa entidad, por tus sentimientos. Pero la lucha sigue, la conciencia busca tomar escombros, ya sea para alejarlos o para usarlos para otra piel como una vez lo hiciste con todos los recuerdos revividos en una piel nueva que construiste para esa persona que eres tu. A fin de cuentas, una entidad múltiple, llena de decisiones y traumas, errores y aciertos, defectos y cualidades, vicios y virtudes.
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En el suelo, entre los escombros de la voluntad se atrapa la vida cuando falla la estructura. Y no es más que un grupo de ideas, acciones y emociones de los que sólo quedan los recuerdos, llega entonces la agonía en forma de incertidumbre. Todo es una mezcla insana de sentimientos y emociones, de ideas y conceptos, de calambres y llagas, forzándote a esperar a que llegue el sonido de la ausencia.
Esperas a que todas esas cosas que se revuelven dentro de ti se mantengan quietas, que te dejen pensar tranquilamente y planear una estrategia para salir de entre las ruinas.
Todos esos escombros no son más que pedazos de recuerdos que una vez fueron útiles para que tu voluntad sea más fuerte, formaron una serie de pieles de coraza. Entre todos esos pedazos de roca y vidrio, existen también pedazos que pueden calificarse como hermosos, y esa hermosura se convierte en fortaleza; convirtiendo así estos pedazos en pilares necesarios para comenzar la construcción de las nuevas bases, la reparación de nexos, el renacimiento. Uno de los más grandes peligros de estas situaciones de reparación es la incertidumbre. No la incertidumbre en sí, sino cómo se lleva a cuestas, pues muchas veces se ve como parásito de cualquier situación, entorpeciendo el avance hacia todo aprendizaje. Aunado a esto, actúa como venda sobre la percepción de relaciones, cegando la capacidad de raciocinio para utilizar el acervo de recursos y aprendizaje en otra ocasión similar que se repita en su vida futura.
El tiempo se encarga de traer situaciones diversas, tanto similares a las ya acontecidas, como nuevas. Y depende mucho de cómo se resuelvan, en el camino de alcanzar la madurez y poder salir de entre los nuevos escombros que sobrevengan. Pues no es para negar que en diversas situaciones futuras, la voluntad se quebrará, trayendo consigo nuevos derrumbes.
Ahí dentro, bajo las ruinas, provenientes de una nueva situación, estará todo tu ser. Hay que tomar provecho de esta situación, pues también te acompaña tu conciencia. Realizando el desprendimiento situacional, es decir alejar el libro de problemas para verlo desde un punto de vista externo, tu conciencia es útil para ayudarte a salir, sabe que sólo tu puedes quitarle esos escombros, por que tu los construiste.
Muchas veces de este desprendimiento situacional de la conciencia, llega a suceder que a tu conciencia no le gusta lo que ve, entonces entras en incertidumbre y provoca depresión. Sabe que tienes que hacerle caso y salir de ahí con prontitud.
Pero no lo haces.
La ignoras, pues los escombros son tan hermosos para ti, que no los quieres dejar a un lado. A veces tu conciencia toma todo lo que puede de todo el Tu que esta atrapado y se vuelve una entidad fuerte, al punto de ser un nuevo Tu. Por lo general esta nueva instancia de Ti es sarcástica y cínica contigo mismo, tanto que regresas a buscarte.
Puedes pasearte cerca, saludar y preguntar cómo le esta yendo ahí abajo entre tanta mierda.
Muchas veces, tu antiguo ser sigue terco en aferrarse a esas situaciones. Entonces, el aferrarte y el quererte sacar te provoca una cierta duplicidad. Venciendo siempre la más fuerte. Muchas veces la instancia aferrada es tan fuerte que tu entidad conciente utiliza la voluntad como fortaleza para intentar sacar a la instancia emocional. En la mayor parte de los casos, la duplicidad se hace más polar, haciendo a la conciencia darse cuenta de ello y de la situación que envuelve a tu otra instancia. Buscando siempre tomar acción. Hasta que llega la propia desilusión.
Pero no haces nada, te vuelves a ir, dejándola de nuevo en medio de los vidrios rotos. Hasta que aprenda a valorar todo lo que una vez fuiste capaz de hacer por esa entidad, por tus sentimientos. Pero la lucha sigue, la conciencia busca tomar escombros, ya sea para alejarlos o para usarlos para otra piel como una vez lo hiciste con todos los recuerdos revividos en una piel nueva que construiste para esa persona que eres tu. A fin de cuentas, una entidad múltiple, llena de decisiones y traumas, errores y aciertos, defectos y cualidades, vicios y virtudes.
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