Closure

Este post es el discurso que tuve el honor de regalarle tanto a mis compañeros de generación de Electrónica, como TODOS mis seres queridos que asistieron esa noche. Espero y lo disfruten.

Desde la tierra a la luna y

Desde el infierno hasta la Rötedencia.

Esta avalancha de letras encadenadas a pensamientos y emociones comenzó hace unas cuántas semanas durante la comida que nos invitó Alex Aragón. Y fueron muchas piedras las que se soltaron.

Una de esas piedras fue cuando Alex me pidió que escribiera algo para la ocasión. Ahora lo hago y he aquí que me derramo.

Esa misma tarde les dije a mis compañeros de generación, algo que reitero esta noche:
No me imagino pasando por esta etapa con alguien diferente.Y la verdad me siento muy contento. Son ustedes tan especiales en su forma, que vuelve enorme el orgullo de haber pasado estos años con gente así de grande. Me han enseñado un millón de cosas.

Esta noche, nos acompañan personas que significan mucho para nosotros. En mi caso, personas muy queridas. Unas me acompañaron al inicio de mi carrera, otras estuvieron presentes a lo largo de los once semestres que duró, y otros más fueron testigos de lo difícil que fue para mí este año. Y es de ahí que viene el título de esto. Hubo personas que me hicieron caminar sobre la piel de la luna y otras sembraron mis pies en la tierra. Del Infierno y Rötedencia: ambos, poemas escritos para mí por dos personas que quiero muchísimo, uno casi al inicio de mi carrera y otro casi al final de la misma; uno me describe y el otro me propone... Los citaría, pero no es el tiempo de nombrar culpables.

Por otro lado, me atrevo a hablar por mis compañeros para agradecerles a todos los que nos acompañan esta noche en el cierre de este ciclo. De igual forma, es hermoso recordar a aquellos que no están físicamente con nosotros, ya sea por compromisos con otros mortales o con Dios. También a ellos les agradecemos por todo lo que nos llegaron a dar, por el tiempo que nos cedieron para estar a nuestro lado, por todas su sonrisas y sus desvelos.

Nosotros no somos otra cosa sino el resultado de lo que ellos y ustedes aquí presentes nos han dado.
Caía la tarde y durante la comida se escapó de la boca de Alex Aragón ESA pregunta: ¿Y tu, Chuck, qué es lo que sientes?Mi respuesta inmediata fue:
Nostalgia.

Y ¿Porqué nostalgia y no alegría o alivio?

La respuesta es sencilla. Por que la vida de estudiante es sólo eso: Vida de estudiante. Por que ese pedazo de nuestras vidas jamás se repetirá, con todas sus dichas, sus glorias y alegrías, sus tristezas, decepciones, errores y decisiones... tantas decisiones. Todo ese gran manojo de recuerdos que nos piden que no olvidemos lo que ha pasado. O ¿acaso un árbol se olvida de sus raíces a la hora de crecer? Su pasado es su cimiento y le dice hacia dónde puede crecer y qué tan alto puede llegar.

Son muchísimos recuerdos que llegan a mi mente mientras escribo esto, y sé que no son sólo míos, por que todos hemos pasado mucho tiempo en el CIE, olvidándonos de eso que los de las otras carreras llaman comida balanceada y demás cosas que supuestamente deberían ser vitales.

Estar encerrados desde temprano trabajando en el laboratorio o las compus del CIE, para acabar a las 10. Y no! No es por que hayamos terminado... NO! A esa hora nos apagan todo, llega Valentín, baja el Switch y todo vale madres. Ahora, hasta mañana, a ver si ahora sí encontramos al Doc Vega y a ver si no hay mucha fila para que nos revise... y a ver si no se ríe.

Frustrados, seguimos el camino a nuestras casas mientras maldecimos al tiempo y a los días, reclamándoles que deberían de tener más horas, y no, no es que queramos comer o dormir. Simplemente, queremos terminar.
Llegamos a casa y en lugar de llegar con un saludo por mediano que sea, nuestros padres o roomies reciben nuestras más cálidas muestras de hostilidad e ingratitud. Pretextándonos por haber tenido uno de esos días TAN incompletos como sólo una tablita llena de cables, transistores y resistencias nos puede dar.

Son días así, en los que sentimos la necesidad de intercambiarle nuestros problemas a una botella o a un paquete entero de cigarros... Pero siempre llega esa voz tan llena de verdad y sabiduría que sólo nuestros padres y verdaderos amigos suelen tener. Y muchas veces acabamos compartiendo con ellos las botellas y los cigarros.

Y son muchísimas otras cosas, las que nos hacen ser quienes somos, muchas situaciones que NO se viven en otro lado, más que en un laboratorio de electrónica... como lo es el conocer todas las connotaciones sexuales que se encuentran entre un protoboard, una computadora e incluso un invernadero.

Y ¿cuántas cosas no se pueden decir de un invernadero?

¿Cuántas veces no tuvimos que frenar nuestros impulsos de pegarle a esa persona que nos pregunta: Oye, "¿no has visto el control?" ?

Y qué tal cuando te hablan por teléfono y te dicen: "Ya se quemó el proyecto". Y tu piensas... se quemó la tarjeta, o tal vez el micro, los transistores, el MOC... Pero en realidad tu compañero se refería a ESO precisamente... se quemó TODO el proyecto... LITERALMENTE. Con flamita y todo. Pero no se preocupen, ahora ya sabemos cómo funcionan las cosas esas rojas que echan polvito blanco.

Regresando a los invernaderos... ¿Cuántas veces no pasamos por alto esos momentos de silencio y de paz que llegaban tras apagar la secadora del invernadero, pues teníamos que analizar la respuesta de nuestro sistema, para compararla con la teoría y la función de transferencia... sólo para darnos cuenta que necesitábamos ponerle un mugre filtro. De nuevo a prender el invernadero y al demonio con la paz y el silencio.

Se acuerdan de todos esos momentos en los que nos quedamos dormidos frente al monitor de una computadora, sólo para soñar que seguimos trabajando y que el sensor presentó un comportamiento perfectamente lineal... y cuando estamos haciendo ya los ajustes finales, llega nuestro compañero de equipo y nos despierta con la frase: Ya se quemó el sensor.

Pero, por qué darle tanto crédito a un invernadero? También nos acordamos, cómo no, de la gran cantidad de frustración que cabe en un solo microcontrolador y sus periféricos. ¿Y... todo para qué? Para llegar a la revisión y encontrar que el profe... sólo se ríe.

"Charly, Se le esta quemando el micro, ja ja ja"
"No se ria Doc, apáguele"

Y ya que mencionamos a los profes, aquí abro un pequeño paréntesis.

Por medio de la presente, extiendo el más grande de los agradecimientos a ese maravilloso cuerpo de profesores. Gracias a ustedes somos capaces de sonreír al recordar esas veces que nos dieron con tanto gusto todos esos días de clase, compartiendo así sus conocimientos con nosotros. Es gracias a su esfuerzo y nuestro sudor que ahora nos podemos llamar ingenieros. Para no hacérselas más larga, mejor les agradezco de mi parte y de la de todos mis compañeros por lo que en realidad los vamos a recordar.

No por el análisis de circuitos o su respuesta a la frecuencia, tampoco por la pequeña señal, o la grande, o por los muchos métodos y técnicas para implementar las lucecitas del auto increíble, o por los micros o las antenas o los invernaderos y funciones de transferencia. NO. Les agradecemos tantos buenos ratos que nos dieron fuera de clase. Por esas resonantes carcajadas que muchas veces pusieron a prueba la capacidad acústica de la estructura del labo, por todas esas veces que nos pidieron algo de chanza. o que nos dijeron con mucha atención: Que suave te esta quedando tu prototipo, mano, y que hace?

Así mismo, les agradecemos todas esas charlas que no demostraban otra cosa sino su preocupación por nosotros y nuestro avance, dándonos a conocer su lado humano y la enorme calidad que tienen como personas. No por nada eligieron la docencia.

Aunque claro, no negamos que hubieron muchas veces que pensamos en aflojar unos cuantos birlos, estorbar cuando quisieran ir al baño, hacer volar algunas calles de Tejeda, o simplemente desatornillar un poco las llantas de la bicicleta... todo por tener un poco menos de trabajo...

Pero no todo fue sufrimiento, no, bueno... casi. También existieron cosas muy gratificantes, como ese sentimiento que llega después de que el contador sí contara, y que jaló varias veces seguidas... y bien. Cómo olvidar, también, esos fines de semana después de terminar parciales, sentíamos que éramos libres, que ya no teníamos nada que hacer... era tal el alivio que no importaba habernos desvelado toda la semana, teníamos que celebrar.
Por otro lado, hubieron ocasiones en las que las prioridades cambiaban, y preferíamos estar en otro lado con alguien a quien amamos, haciendo cualquier otra cosa. Siempre conscientes, claro, de que si le chingábamos después, terminaríamos el proyecto. O bien, por que sabemos que nuestro equipo... es un chingón, o en mi caso... una chingona... Gracias Abril por tu comprensión.

De igual forma, gracias a todos ustedes que alguna vez les tocó ser mis compañeros de equipo, Maurice, Juan Marcoh, Veragorn y Cui, Yorch, Benji y Colocho, Canseco y Mos, los Gorgonitas, Chianguito, Conejo Pepito y Armand, y terminando con los Abrilitos. Gracias por aguantarme tantas jaladas, mis malas actitudes, los enojos, esos múltiples gritos, así como todas esas veces que una mujer me hacía la vida de cuadritos y ustedes tenían que soplarse mis reclamos... "If you Really hate a nigger grab a torch"

Gracias, también, a ustedes, amigos, hermanos postizos y conciencia, por estar. Por no tocarse el corazón para decirme: Eres un idiota. Digo, no niego que muchas veces lo sea, pero es mejor que le digan a uno la verdad que andarse por ramas que no corresponden. Gracias igual por los consejos y las numerosas veces que me dijeron algo que yo ya sabía y necesitaba que ustedes me lo dijeran. Gracias por todas esas veces que vacié mis ojos y mi saliva y ustedes pusieron sus manos para que nada se perdiera. Gracias por traerme de regreso al camino.

Y hablando de cuadritos... gracias, Lita, por este año tan diferente, por ser Rötedencia, tulipan, orquídea y libélula al mismo tiempo.

Gracias a mis hermanas, que con todos sus logros, sus regaños y sus actitudes han sido un excelente ejemplo a seguir. Sé que me di cuenta un poco tarde, pero todavía queda mucho por delante. Las amo por lo que son.

Y de nuevo tomo la voz de mis compañeros para agradecer a nuestros padres. Agradecerles todo ese tiempo, su comprensión, sus palabras de aliento, los regaños, su preocupación y procuración de nuestro bienestar.

En mi caso en particular, sólo puedo hablar de lo que he vivido. Gracias ma, por las madrugadas de plática, por confiarme detalles tan fuertes, cruciales y valiosos para ti. Gracias por escucharme platicarte mis errores. Por estar ahí cuando te necesito. Como en esas dos ocasiones que te fregaste varios días y noches, preparándole comida a quien sabe quienes, sólo por que deseabas apoyarme. Todo para que llegara yo después con mis bellos comentarios comprometedores. Gracias por tu carácter y por esa cajita de dones tan peculiares que me regalaste. Ahora sé que no estoy loco por ver lo que veo. Gracias por tu fe tan grande y permanente y permisiva al mismo tiempo. Jamás olvidaré que le prendiste una veladora para que le fuera bien después del robo, siendo que meses antes no podías hablar de ella con buena cara.

Gracias pa, por todo lo que me has dado, por tu voz siempre tan serena, por darme tantas oportunidades de crecer, por mostrarme muchos caminos para seguir y apoyarme al andar por el que yo elegí. Gracias por darme tantos recursos y enseñarme a buscar más. Gracias por prestarme tus herramientas desde que tenía yo seis años, por enseñarme desde entonces todos los oficios que aprendiste durante tu vida. No existe proyecto en el que no utilice alguno de ellos. Ven, muchachos, gracias a él, no soy TAN inútil.

Para finalizar, creo que hablo por todos cuando digo:
Gracias a todos ustedes por haber hecho tanto y tanto para darme la oportunidad de decir con orgullo:
Soy un Ingeniero Electrónico!!!